Hacienda de Limones

En la década del 50 de 1800, en el centro sur de la actual provincia de Las Tunas, llegaron los hermanos Benigno y Miguel Peña Cruz para fundar La Hacienda, que luego inscribieron con el nombre de “Limones”. Las 99 caballerías de extensión de tierra, formaban un pequeño reservorio de la auténtica selva tropical cubana, poblada por una rica flora y fauna.
Al talar el inmenso bosque e iniciar los trabajos de cultivo, un pequeño arbusto rápidamente comienza a crecer hasta que se dueño de aquel entorno. El arbusto era el limonero, el árbol del fruto del limón.
La Hacienda no logró toda la importancia que de ella se pudo esperar por los antagonismos de los dos hermanos, que dedicaron la mayor parte del tiempo y de sus recursos económicos en litigios, por obtener la mayoría de las acciones. Los abogados, que cobraban en especie, parcelas que vendían a otros dueños y así se desvaneció lo que pudo ser, por la calidad de los suelos, en un emporio productivo.
Los Peña, también fueron arrasados por sus pupilos, quienes también heredaron la tradición del litigio y no es hasta 1959, que se pone fin a aquellas contradicciones, cuando por Ley del Gobierno Revolucionario, se entrega en propiedad la tierra a quien la trabajaba.
En la actualidad más de la mitad de las tierras que formaban La Hacienda de Limones, está ocupada por las aguas de la presa “El Rincón”, que abastece del preciado líquido a una buena parte de la Ciudad de Las Tunas.
La otra parte está habitada por laboriosos campesinos muy apegados a sus tradiciones, como a la tierra misma, donde además de cultivarla, en ella aman y le cantan a la vida.