Aquella tarde del 29 de mayo de 2013, transcurría serena como cualquier otra jornada de abundante
calor propio del eterno verano tropical.
En la casa de Alfredo Almaguer Alba y Tamara Ordaz Leyva, en el Reparto Santos en
esta ciudad algo diferenciaba el
día; desde muy temprano se organizaba el cumpleaños de Tato, como le dice su
esposa, y los amigos desde el mediodía tenían listo el puerco para asarlo al
estilo tradicional en púa y carbón en el patio; abundante cerveza y otras bebidas.
Pero a la 4:02
pm los nubarrones que estaban distantes
empezaron a precipitarse y al decir de los testigos, quienes percibieron el
efecto como si todos bajaran atronadores y desafiantes a la calle Aquiles
Espinoza, ubicada en las cercanías del barrio de Bonachea.
Unas cincuentas
familias habitan en esta comunidad construida en las márgenes donde existió una
cañada, y que hoy ha devenido una zanja que se integra al desagüe central de
las escurriduras que desciende de del norte y bordean el barrio.
Aquí históricamente se
ha sufrido inundaciones a diferentes escalas, pero la sucedida ese 29 de mayo, como
ninguna antes, pues solo en una hora y media se precipitaron 86,0 milímetros, que llevado a las medidas
tradicionales es igual a tres pulgadas y medias.
Los testigos cuenta
que aluvión se precipitó contra las viviendas en el momento en el que la lluvia
era más intensa, a menos de un metro no se veía nada, solo se alcanza ver una
nieva y el torrente de agua que derribaba cuando se le impusiera.
Según los reportes de
Hidrología en solo 12 horas sobre la Las Tunas se contabilizaron el
día 29 de mayo, 94.3 milímetro, si no es un record sí un buen a average.
Esta secuencia
fotográfica ilustra la altura que tomó el agua dentro de las viviendas, y los
daños ocasionados en los bienes de las familias; la que en algunos casos superó los 60 cm.
Solución
institucional.
Pasados unos 45 días después
de aquella eventualidad, las acciones de las instituciones estatales
encargadas del mantenimiento de estos viaductos, dragaron la zanja, con lo que se garantiza mayor
capacidad para el drenaje. Pero como se puede apreciar en la foto 2, los tubos
ubicados en el puente de la Avenida “30 de Noviembre” son los mismos de antes,
que no garantizan la evacuación de la totalidad de las aguas que se escurren
después de las lluvias, las que volverán
a esparcirse entre las viviendas al no encontrar el cauce adecuado.
Lo cierto es que no
todos los días llueve tanto como aquel 29 de mayo, y que ahora las condiciones
para una inundación de grandes proporciones
se han reducido y los vecinos, provisoriamente, han adoptada medidas para reducir las
consecuencias.
El cumpleaños de
Tato, finalmente aquel día no se pudo celebrar pero encontró, ante la calamidad
a los verdaderos amigos que junto a su esposa estuvieron, más allá de las 11.00
pm sacando agua y lodo.
La inundación de esta
comunidad propició una solución
institucional; junto a las acciones para evitar que la zanja se vuelva a explayar.
Otro
viejo problema también se solucionó.
En el edificio de la
calle Aquiles Espinosa, aledaño al
viaducto, y compuesto por 12 apartamentos, nunca había contado con el
suministro de agua potable de forma estable, y mediante la inversión realizada
por la Dirección de Acueducto, ahora disfrutan el suministro permanente del
preciado líquido.
Tato y Tamara ahora
organizan con sus amigos dos festividades: el cumpleaños interrumpido por las
lluvias intensas y la celebración por la solución de un problema que afectaba a
todos.
Ups...deberian actualizar más a menudo.
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