sábado, 3 de agosto de 2013

UN PROBLEMA COMUNITARIO; UNA SOLUCIÓN INSTITUCIONAL


Aquella   tarde del 29 de mayo de 2013,   transcurría  serena como cualquier otra jornada de abundante  calor propio del eterno verano tropical. En la casa de Alfredo Almaguer Alba y Tamara Ordaz Leyva, en el Reparto Santos en esta ciudad algo diferenciaba el día; desde muy temprano se organizaba el cumpleaños de Tato, como le dice su esposa, y los amigos desde el mediodía tenían listo el puerco para asarlo al estilo tradicional en púa y carbón en el patio;  abundante cerveza y otras bebidas.
Pero a la 4:02 pm  los nubarrones que estaban distantes empezaron a precipitarse y al decir de los testigos, quienes percibieron el efecto como si todos bajaran atronadores y desafiantes a la calle Aquiles Espinoza, ubicada en las cercanías del barrio de Bonachea.
Unas cincuentas familias habitan en esta comunidad construida en las márgenes donde existió una cañada, y que hoy ha devenido una zanja que se integra al desagüe central de las escurriduras que desciende de del norte y bordean el barrio.
Aquí históricamente se ha sufrido inundaciones a diferentes escalas, pero la sucedida ese 29 de mayo, como ninguna antes, pues solo en una hora y media se precipitaron 86,0  milímetros, que llevado a las medidas tradicionales es igual a tres pulgadas y medias.
Los testigos cuenta que aluvión se precipitó contra las viviendas en el momento en el que la lluvia era más intensa, a menos de un metro no se veía nada, solo se alcanza ver una nieva y el torrente de agua que derribaba cuando se le impusiera.
Según los reportes de Hidrología en solo 12 horas sobre la Las Tunas se contabilizaron el día 29 de mayo, 94.3 milímetro, si no es  un record sí un buen a average. 

Esta secuencia fotográfica ilustra la altura que tomó el agua dentro de las viviendas, y los daños ocasionados en los bienes de las familias;  la que en algunos casos superó los 60 cm.



Solución institucional.
Pasados unos 45 días después  de aquella eventualidad,  las acciones de las instituciones estatales encargadas del mantenimiento de estos viaductos, dragaron  la zanja, con lo que se garantiza mayor capacidad para el drenaje. Pero como se puede apreciar en la foto 2, los tubos ubicados en el puente de la Avenida “30 de Noviembre” son los mismos de antes, que no garantizan la evacuación de la totalidad de las aguas que se escurren después de las lluvias,  las que volverán a esparcirse entre las viviendas al no encontrar el cauce adecuado.
Lo cierto es que no todos los días llueve tanto como aquel 29 de mayo, y que ahora las condiciones para una inundación de grandes proporciones  se han reducido y los vecinos, provisoriamente, han  adoptada medidas para reducir las consecuencias.
El cumpleaños de Tato, finalmente aquel día no se pudo celebrar pero encontró, ante la calamidad a los verdaderos amigos que junto a su esposa estuvieron, más allá de las 11.00 pm sacando agua y lodo.
La inundación de esta comunidad propició  una solución institucional; junto a las acciones para evitar que la zanja se vuelva a explayar.
Otro viejo problema también se solucionó.
En el edificio de la calle Aquiles Espinosa,  aledaño al viaducto, y compuesto por 12 apartamentos, nunca había contado con el suministro de agua potable de forma estable, y mediante la inversión realizada por la Dirección de Acueducto, ahora disfrutan el suministro permanente del preciado líquido.
Tato y Tamara ahora organizan con sus amigos dos festividades: el cumpleaños interrumpido por las lluvias intensas y la celebración por la solución de un problema que afectaba a todos.


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